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Por que se comporta un Niño como Niño?

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Porque se comporta un niño como niño
Porque se comporta un niño como niño

Condensado de T.E. Murphy.

Muchos padres de familia exigen demasiado a sus hijos o tratan de corregir su conducta con siega disciplina, palabras duras, rigurosos castigos, porque desconocen el proceso normal del crecimiento, o sea la llave que conduce a la comprensión de la naturaleza de las necesidades de un niño.

Así piensa el doctor Arnold Gesel un científico de maneras suaves y cabello blanco que durante medio siglo ha venido estudiando a los niños y a su modo de ser.

El doctor Gesel señala que un niño no es un adulto pequeño, sino un organismo en desarrollo.

” el control muscular de un  niño”  dice: 

su mente, su moral, su espíritu,  crecen en etapas naturales.

Si sabemos que no, es anormal sino natural en un niño de cuatro años contar cuentos fantásticos, no habremos de castigarlo por mentir.

Cuando sabemos que un niño de siete años tiene un concepto vago de la propiedad, entenderemos mejor porque se apropia de lo ajeno.

 La mejor parte de su vida la ha dedicado el doctor Gesel a clasificar los rasgos de conducta típicos de los niños normales en edades diferentes.

Era un joven doctor en filosofía, con mujer y un nene, cuando abandonó una agradable cátedra de psicología para ingresar en la escuela de medicina de la Universidad de Yale.

Casi al mismo tiempo, además de cumplir con las exigencias de los cursos médicos, inició el estudio clínico-psicológico de los niños.

Aún antes de graduarse de médico en 1915, había fundado la clínica de desarrollo infantil de Yale y hacerla  mundialmente famosa.

Ahora en ese tiempo fue jefe del Instituto Gesel de desarrollo infantil en New Haven, en ese entonces recientemente establecido Giselle, fue el primero en realizar estudios intensos de las actividades mentales y físicas de los niños, día por día, y  minuto por minuto.

Se atrevió a trabajar con miles de padres de familia y complemento su trabajo con películas cinematográficas.

Estudiando la conducta del niño mes por mes durante el primer año:

Gesel encontró, por ejemplo, que el nene toma posesión del mundo con los ojos antes que con las manos.

Más o menos a los cuatro meses puede encontrar una bolita con los ojos.

A los 10 puedes recogerla con el pulgar y el índice.

A los 15, por término medio, puede meterla en una botella.

Al año el niño recoge varios cubos, 1 × 1, desarrollando así,  si el desarrollo incipiente de la aptitud de contar.

Al año y medio construye una torre con tres cubos, a los dos años un muro, a los tres un puente.

El doctor Gesel sintetiza con sencillez a sus descubrimientos: cada parte de la naturaleza de un niño debe crecer: su sentido de sí mismo sus temores, sus afectos y sus curiosidades, sus sentimientos, buenos y malos, hacia la madre, el padre, los compañeros de juego; su sentido del humor.

No debemos perder la fe si a los dos años y medio el niño le arrebata un juguete a su compañero de juego, si a los cuatro insulta, fanfarronea y cuenta exageradas historias, si a los seis súbitamente se torna agresivo tanto en las palabras como en las acciones, con impulsos contradictorios de violencia y afecto.

Muchos de estos episodios tormentoso son normales.

Pero a los siete u ocho años el niño desarrolla una nueva manera de apreciar  la equidad y la rectitud.

Comienza a pensar en términos de bueno y malo, de verdad y error.

A los 10, se interesa en cuestiones sociales y despliega una rudimentaria conciencia cívica y personal.

En las edades de 5 y 10 años son etapas de relativo equilibrio.

A los cinco, un niño o una niña han encontrado su puesto en el mundo y en la mesa familiar.

Los 10 años constituyen la edad de oro para sembrar ideas de tolerancia y actitudes que prevengan estrechos prejuicios raciales y religiosos.

El doctor Gesel,  siente compasión por los niños cuyos padres utilizan los métodos fuertes o autoritarios que gente regañona han aplicado sin éxito durante tantas generaciones.

Él sabe que ningún niño adquiere buenas maneras en la mesa, ni se sienta  derecho por efecto por  las bofetadas o de las represiones.

A su debido tiempo el niño hará tales cosas si le ayuda el buen ejemplo la buena nutrición y la clara la luz del cariño.

“El mal reina en el mundo”, asegura., pero en los niños el bien parece tener prioridad cuando se logra captarlo.

Y usted lo captara si advierte las señales de crecimiento y si trata de comprender las necesidades y la naturaleza del niño.

Los padres y los maestros son capaces de reconocer el crecimiento en las habilidades prácticas, piensa Gesel, pero el niño no siempre es comprendido en cuanto se refiere a los modales, las costumbres y el trabajo escolar, se suele reñir y aun castigar por fallas que más que todo se deben a su ninguna madurez.

Tratamos de qué el niño viva bajo el criterio adulto de lo que debe hacer, y no entendemos que el niño hace lo que hace porque es lo que es.

Frecuentemente se le exige la obediencia por la obediencia misma , Gesel.

Se le  ordena dar excusas cuando lo indicado sería no lastimar su amor propio y salir del mal paso con una chanza.

El doctor Gesel hace hincapié de la necesidad que los niños tienen de afecto, demostrado en forma tal que el chico se siente importante y querido. 

Versus estudios prueban que los niños crecidos sin el amor de sus padres, caminan y hablan tardíamente y su semblante carecen de viveza.

Temen más a los extraños y en general, dice Gesel, su nivel de desarrollo es inferior al de los niños que han crecido rodeados de amor.

El doctor Gesel  señala que un vasto fondo de atavismo, que incluye rasgos innatos, derivados de antecesores próximos, determinan las características primarias del crecimiento en cada niño aún bajo los apremios igualitarios de la sociedad moderna, esa herencia presta individualidad al niño, hace de él una persona inconfundible.

El padre que comprende estas cosas no tendrá dificultad en reconocer que cada niño tiene su propio acervo de capacidad de crecimiento, a las que habrá de hacer ajustes y concesiones.

La apreciación de las diversas personalidades de los seres humanos, insignificantes, contribuye al respeto debido a la dignidad de cada individuo.

Una paternidad inteligente, es así base de la vida democrática.

A sus  72 años el doctor Gesel busco todavía mundos nuevos que conquistar.

Ya están delineados los primeros 10 años, Dise, pero no tenemos con que medir los 10 años siguientes.

No conocemos lo que es normal en la adolescencia.

Los años del adolescencia, nos recuerda, son más difíciles tanto para los padres como para los niños.

Los adolescentes con tanta frecuencia, víctimas de sus propias emociones confusas, y con tanta frecuencia en conflicto con la severidad de los adultos, merecen ser analizados y comprendidos.

A medida que Gesel avanzo serenamente por la octava década de su vida, acaricia este nuevo proyecto para agregarlo a sus monumentales estudios sobre los niños. 

Así pues debemos tener una amplísima Paciencia y tolerancia para salir adelante con mayor certitud.

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